Un café
Un simple café,
Eso es todo lo que tomó.
Nos reunimos a tomar un café para conversar.
Mientras manejo para allá escucho mi playlist de malas ideas y vaya que si me calienta. Aflora en mi esas intenciones perversas. Me imagino en miles de versiones la misma historia:
Tu despojado de tus peros y los dos perdiendo el control. Esa imagen que me prende como nadie, que es ese momento en que me agarras con fuerza, me pones contra la pared y tu boca a centímetros de la mia lucha por contenerse, agarrando mi cara con decisión. Puedo sentir tu respiración, ambos intentando contenernos y esos segundos de contenernos son los más excitantes, pero no se puede más, ganan las ganas y ese momento en que rompes todo y simplemente me besas pero con pasión y desenfreno de que decidiste en ese momento mandar todo al carajo.
Logro volver en mi y llego al café, estas ya sentado esperándome con un café para mi frente a ti.
Nos saludamos y partimos la conversación. Primero con trivialidades, luego la conversación se torna muy honesta y directa.
Hablamos de todo y como siempre terminamos hablando de sexo. Un tema apasionante para mi y sobre el cual no tengo filtro y eso te encanta.
Me preguntas que me gustaría probar, cuales son mis fantasías.
"Tengo muchas" respondo y te relato mis fantasías de tríos, gangbangs y finalmente tú, sorprendido con mi honestidad, carraspeas y te acomodas en el asiento. Se ve que estas excitado.
"Cuéntame tu las tuyas" respondo yo, mi turno.
Pero para mi sorpresa no son muchas ni tan perversas como las mías, a lo que ya estoy habituada. Mi desencanto es evidente y eso no te gustó.
"La verdad hoy solo tengo una fantasía en mente y la tengo sentada al frente" añades y con esto ya me vuelves a encantar.
"¿Cierto eso?" Te respondo jugando un poco a la incrédula.
"Si y lo sabes. ¿Crees que no he notado tus juegos, tu seducción? ¿No crees que no me vuelven loco?.
Me controlo mucho contigo, tengo que hacerlo. Aun que..." y dejas de hablar.
¿Aun que qué? Pienso, que es lo que no me dices. Me estas volviendo loca con esta dinámica de insinuar y luego retractarse. ¿Por qué no te atreves?
Parece que leyeras mi mente y me dices:
"Te llevaría ahora a tu casa, sacaría toda tu ropa en menos de un segundo y me tomaria todo el tiempo del mundo en besar cada centímetro de ese cuerpo, muy lentamente, partiendo de tu cuello hasta tu intimidad.
Luego mientras estoy besándote en ese lugar que se te encanta, mis dedos comprobarán que tan excitada estas.
Cuando sepa que estas lista, te llevaría a la cama y te haría mía hasta que grites mi nombre de placer. Quiero que acabes al menos dos veces, una durante el sexo oral y otra mientras te penetro probando muchas posiciones, comprobando esa calentura permanente en la que dices que vives. Quiero conocer a esa bestia y que ella se apodere de ti.
Cuanto te haya hecho acabar por segunda vez, te penetrare por tu estrechez que se que te gusta tanto, primero suavemente y luego aumentare el ritmo y la penetración hasta que acabe dentro tuyo"
Mi cabeza no puede creer lo que escucha, y Dios que es excitante oírte decirlo en voz alta.
"Quiero agregar algo a ese relato" digo y continúo : "Quiero que me amarres mientras me das placer en mi intimidad y luego de besarme por todo el cuerpo, lentamente, me penetres y me desates para aferrarme con mis manos a tu espalda"
Continúo: "Si estamos en mi casa, quiero que mientras me penetres, pongas mi dildo en mi estrechez, para prepararlo para ti y sentir que te tengo dos veces dentro mio"
Te abres el cuello de la camisa, evidenciando tu excitación.
"Por qué eres así, por qué me haces esto?" Me recriminas
"Tu partiste todo esto, te dije, no juegues con fuego que te quemarás " te respondo.
No resistes más, me mandas un mensaje y me dices :"Nos vemos en el baño ahora"
Te levantas y entras al baño de mujeres. No puedo creer mi calentura, me levanto y te sigo.
Cierras la puerta detrás de mi con llave, me subes la falda mientras bajo tu pantalón durante un muy apasionado beso. Tomas mi cadera, me pones sobre el lavamanos, me acercas a la orilla y por fin me penetras. Una y otra vez me embistes con tu miembro muy duro. Una y otra vez, mientras apoyas un brazo en el espejo para darte estabilidad.
Rápidamente, para mi asombro, me llevas al climax. No se como contengo los gritos de placer.
Me tomas, giras y apoyas sobre el lavamanos para penetrarme por mi estrechez, tal y como me dijiste lo harías.
Esta vez llegas tu al climax rápidamente. Me giras y besas delicadamente, con mucha ternura.
"No podía más, eres exquisita" me besas y me señalas.
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