La Invitación


 


Me invitas a tu casa "Te tengo una sorpresa" me escribes.

"Bien, voy. Nos vemos allá a las 6" Te texteo y dejo el teléfono.

Me baño,  exfolio, humecto mi piel y mi temperatura empieza a subir.

Hoy siento todo a mil, siento la yema de mis dedos subiendo por mis piernas y simplemente no puedo parar de subir. Sé que ya es muy cerca de la hora que tengo que partir, el viaje me tomará fácil una hora manejando, así que aunque muero por complacer mi instinto me detengo. 

Mientras manejo no puedo contener este calor, inevitablemente mi mano va por mi muslo subiendo mi vestido, simplemente acariciando mi muslo pensando en tus manos, esas manos que jamás sentiré entre mis muslos.  Esos dedos que gustosamente chuparia para tu placer y el mío.

"Basta, concentrate en el camino, te vas a pasar de nuevo" me reclamo.

La musica no ayuda. Tengo la playlist de malas ideas, esa playlist que solo me incita a pecar una y otra vez, esa playlist que me ha llevado a mas de una mala decisión y multiples orgasmos autogenerados.

Finalmente diviso tu casa, te veo esperandome afuera de ella, sabes que soy muy puntual siempre.

Me pongo mi mascarilla y tomo mi cartera (siempre equipada para un buen encuentro) y  me bajo.

Tus ojos estan llenos de maldad, veo esa mirada incendiaria en ellos.

"Cuando entres, deja tu mascarilla, todos estamos negativos , tome todas las precauciones" me ordenas.

"¿Todos? ¿Precauciones? " No entiendo de que hablas.

Sabes perfectamente la perversidad de mi mente, lees cada letra de mis tweets y es algo que conversamos abiertamente, asi que no se que esperar.

"Hazme caso" tu tono se torna excitantemente domimante, puedo leer un poco de exasperación por mis preguntas.

"OK" respondo sin entender que pasa ni porque te hago caso, pero mi mente viene peligrosamente nublada, en llamas.

Cruzo tu puerta, dejo mi cartera en tu acceso y me vendas los ojos.

"Confia en mi, te va a gustar. Se tus requerimientos:

·        - Siempre con condón

·        - El que entra por un lado no entra por el otro

·       -  Si dices "alto" es alto.

¿Confías en mi?" Rematas mi lista con esa pregunta.

"Si, confío en ti" respondo y me dejo vendar.

Me despojas lentamente de mi ropa, como sabiendo que cada movimiento tuyo es un castigo para mi cuerpo  que hoy solo pide placer.

Finalmente sacas mi ropa interior y te detienes a tomar en tus manos mis pechos. Llenas tus manos de ellos y los masajeas suavemente, deliciosamente llendo hacia mis cimas donde finalmente apretas mis pezones. No contengo el placer y un gemido se escapa.

"Bien" me dices mientras llevas tus manos a mis caderas para bajar mi pantaleta. Luego siento subir tus manos lentsmente por el interior de mis piernas hasta mi entrepiernas donde tus dedos entran en mi.

"Esas muy  humeda, perfecto" me celebras.

¿Como no lo voy a estar? Cumples cada fantasia con ese tacto.

"Quieta" me ordenas mientras pones unas amarras en mis muñecas.

"Tranquila, te va a gustar" me calmas, mi cuerpo tiembla pero de placer.

Me tomas en brazos y llevas a otro lugar cerca, no pasa mucho tiempo. Me bajas con delicadeza.

"Arrodillate" me ordenas

Yo rezando que ahora vaya a sentirte en mi boca, hambrienta.

Me recuestas sobre una mesa baja y atas mis manos dejandolas sin posibilidad de mover.  Abres mis piernas con tu pie siento tu mano pasar por mi humedad, ese dedo que confirma mi excitación al correr humedamente entre mis labios.  

No puedo ver nada, solo siento murmullos. Me siento extremadamente expuesta, vulnerable, sin control alguno. Por alguna extraña razon esto me resulta muy excitante.

De pronto siento un liquido caer por toda mi espalda y escurre por todas mis extremidades: mis brazos, mis piernas, mi intimidad. Se siente tibio y oleoso, de muy rico aroma, aroma dulce.

De pronto siento que alguien esta sobre mi, siento unas piernas en mi cuerpo, suaves, tibias contra mis muslos.

Ahora siento unas tetas en mi espalda, siento esos pezones duros recorrer mi espalda, son grandes lo puedo sentir. Una y otra vez recorren mi espalda sintiendo ese calor recorrer toda mi espalda, se deslizan con facilidad sobre mi oleoso cuerpo. Cada cierto rato siento su pelvis chocar con la mía.

La venda exaserva cada uno de los sentidos que me quedan, mi cuerpo se empieza a inquietar de placer. Placer por sentir esos pezones recorrer mi espalda, placer por la restricción, por saber que estoy a merced de lo que él haya planeado.

Entre roce y roce sus dedos me penetran marcando un ritmo que me enloquece y lleva al límite.  Me deja lista para lo que viene.

De pronto siento un delicioso aroma, ese aroma a vicio que reconozco y unos labios tocan los míos, unos labios que se presionan contra mi boca invitándome a llevar mi lengua a ese clítoris excitado, hinchado de placer que me invita a recorrerlo. Terreno inexplorado para mis labios, pero terreno excitante y delicioso.

Mientras siento ese delicioso néctar en mi boca una fría lengua me penetra y juguetea con mi intimidad. Mi cuerpo se contrae e inquieta aun más con esos golpes de placer que me dan cada una de tus lamidas.

Mis pies y manos luchan, se contraen de placer, mis manos se aferran a las patas del mueble intentando con la presión liberar un poco de esa tensión que segundo a segundo, lamida a lamida se acumula en mi, generando una presión que va a estallar en cualquier momento, esa presión que intento soportar porque ese placer es vicio, delirante, adictivo.

Finalmente  en un acto de misericordia quizás, me abres más las piernas y siento como tu erección  se abre paso fácilmente entre mis piernas. Y tu marcas el ritmo, embestida a embestida.  Mi boca pierde contacto con ese clitoris para dar paso a recibir un miembro erecto que se da placer con mi boca y me llena como sabes me gusta. 

Jamas había hecho algo así y se siente delicioso. No existe pensamientos en mi cabeza ni cuestionamientos, me he entregado a tus deseos y eso me libera.

Cada embestida me lleva a tragar más y más profundo ese miembro que entre embestida y embestida exclama gemidos de placer que me excitan aun más. 

La presion ya me acerca a mi límite, a mi clímax y como si lo supieras te detienes dejando a mi cuerpo en el limite de la agonía, mi cuerpo que no controlo y se contorsiona de esta presión  que quiere salir, que quiere acabar.

Mis manos se liberan al igual que los ojos, que lentamente empiezan a ver donde estoy y quienes están.

"Ven" me llamas erecto sentado sobre un sofá.

Hambrienta de placer te monto dejando mis tetas a la altura de tu boca y rápidamente llevas tus labios a mis pezones gozoso de esta disponibilidad. 

Te recuestas un poco más y de pronto siento unos toques en mi estrechez,  pidiendo permiso para entrar mientras un liquido lubrica el acceso.

"Dale" ordeno

Sin pensarlo dos veces ese misterioso miembro llena lentamente mi estrechez mientras tu continúas tu baile dentro de mi.

Este cuadro se siente glorioso, estrecho. Ese dolor que se mezcla con placer que en segundos me lleva a acabar junto contigo y mis gemidos (ya gritos) de placer retumban junto a los tuyos entre los muros de tu casa.

Caigo rendida sobre tu cuerpo y me encuentro con la excitante sorpresa de un hambriento grupo de espectadores viendo este cuadro.

Espectadores que se dan placer frente a mi, gracias a mi goce, para goce.

"Son todos para ti" me confirmas.

"Escoge, que esta noche solo comienza " continúas. 

Que goce, que placer.... que noche.


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