Entre mis sabanas…
Entraste a mis sabanas, y encontraste nada más que mi desnudo cuerpo dentro de ellas.
Iniciaste tu recorrido por mi cuerpo desde los pies, saboreando cada paso que dabas. Sin verte, sentía bajo las sabanas esa electricidad del roce entre tu boca y mis piernas. Esa electricidad de sentirte subiendo por ellas, electricidad que se transformaba en ansiedad porque me permitieras sentirte entre mis piernas en ese nido que gritaba ser descubierto por esos labios.
Cada toque de tu boca activaba esa sección que tocabas en mi piel, como si esa sección de piel se separara de mi cuerpo, quedando conectada sólo por hebras eléctricas que generosamente compartían placer con el resto de mi piel.
Era como si tocaras un piano, a cada golpe de tecla el martillo golpea la cuerda que genera el sonido, a cada toque sobre mi piel golpeabas una nueva hebra de placer que retumbaba en todo mi cuerpo, una onda expansiva que culminaba liberando una nota de placer encubierta por un gemido.
Esa noche fui tu piano y me tocaste con maestría. Golpe a golpe de tecla subías por mi cuerpo, generando ese suspenso, acumulando ansiedad en mi vientre que ya bramaba porque llegaras a él.
Mis piernas se abrieron en majestuosa invitación para que entre ellas desataras toda esas ansias acumuladas todo el día.
Sólo tu lengua pudo superar la maestría de tus manos y relataste el mas erótico cuento entre mis piernas mientras mi cuerpo reaccionaba a esas olas de calor que desataban tus movimientos entre mis labios.
De pronto mi vientre se contrajo, mi mente queda en pausa, mi respiración de entrecorta y mi intimidad se contrae tal vez intentando atrapar tus dedos entre sus garras.
Mi columna se mueve como si fuera tu látigo sobre mi cama, y el autocontrol se va por la ventana.
Mis gemidos ya son entrecortados por la intensidad de placer que generas, que mas que aumentar mi volumen, agudiza y enmudece mi tono alternadamente.
Mi mano desesperadamente busca aferrarse a la almohada y al encontrarla lo hace como si su vida dependiera de ello.
Advirtiendo que se acerca lo inminente de mi boca salen agudos "¡Mierda!" sin control, tímida palabra soez que devela para ti, que conoces mi lenguaje, el principio del fin.
Y llega el momento, esa expansión de calor encuentra su alivio en tu boca y libera toda esa tensión entre profundos bramidos de placer, una fuerte contorsión de mi espalda que me lleva a elevar mi torso y finalmente la liberación de mi clímax en tu boca junto a un sordo grito que cierra el éxito de tu melodía, empapándote de mis jugos para finalmente soltar mi espalda y dejarla caer sobre mi cama.
Tu voz se cuela en mis oídos como abrazando mi cuerpo y alma. Abro los ojos y tu cuerpo desaparece mientras la luz del celular devela tu distante presencia .
Mis ojos se cierran para que tu voz te traiga nuevamente a mi cama, para permitirme dormir entre tus brazos. Al cerrar los ojos puedo sentir como tus labios tocan los míos y en nuestro silencio me entrego al sueño entre tus brazos.
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