Una sorpresa por la tarde.

 



Y una tarde sobre su cama miraba el cielo de su cuarto cuando de pronto se oye el golpe constante y con apuro en la puerta. 

Decide ignorarla, no está para nadie hoy. 

Pero persiste el golpeteo, una y otra vez. 

A regañadientes se levanta ver por la mirilla y su mundo se detiene junto con los latidos de su corazón. Temblorosa toma la manilla de la puerta y lentamente abre. 

Ya todo su cuerpo tiembla. Al abrir ve al otro lado de la puerta unos ojos verdes penetrantes acompañados de un hombre de buen porte. 

De inmediato siente el piso moverse bajo sus pies. Lo reconoce de inmediato y sin mediar negociación alguna una lágrima cae por su mejilla. 

Su mano va sobre la mesada de la cocina, para lograr mantener el equilibrio. ¿Que hace acá? ¿Como? ¿Por qué? Azotan miles de preguntas en su cabeza.

Aun el hombre se encontraba al otro lado del dintel de la puerta, sin emitir sonido alguno más que el estruendoso mirar de sus ojos. Su mano izquierda se apoyaba en el manillar de la maleta de viaje y la derecha se apoya en el marco de la puerta. Quizás buscando estabilidad tambien para si. 

 Simplemente lo miro mientras sentía esa gélida lágrima rodear su mejilla hasta llegar a su cuello y bajar por su escote. De pronto su respiración se normaliza y las palabras vuelven a su boca. 

"¿Eres tu? ¿Christopher?" Finalmente pregunta.

El entra abandonando su maleta en el hall, sus manos toman su cintura y su boca avesadamente le roba un beso simple, casi inocente pero en el cual sus labios se tocaron un largo tiempo. Tiempo que para ella se detuvo y se entregó a la sensación de sus labios.

Durante ese beso ella no pudo contener la sonrisa y colgó sus brazos sobre sus hombros aferrándose a él para luego simplemente perderse en el abrazo más largo posible. Llevo sus manos a su pecho, doblandolas, para acunarse dentro de su abrazo. 

El se distancia un segundo, entra la maleta, cierra la puerta, saca su gabardina y vuelve a abrazarla. Más fuerte que antes deteniéndose a oler su cabello, quizás buscando exponer todos sus sentidos a esta experiencia para grabar cada detalle en su memoria.

Sus manos comienzan a recorrer la espalda de ella, memorizando en sus dedos cada  curva, cada músculo de su cuerpo. Ella nota su excitación en su pelvis y decide en ese instante dejarse mimar.

Las manos de Christopher van a su cara, la levantan y nuevamente la besa, pero esta vez es un beso apasionado, un beso que espero 6 meses en sentir, un beso que imaginó en incontables horas de llamadas por telegram, en miles de sueños.

Se separa de ella, la mira con esos ojos dignos de retrato, respira profundamente y dice:

"La realidad si supera la ficción" y vuelve a besarla.

Era todo lo que ella necesitaba oír.

Sus manos libres sacan rápidamente su chaleco, su polera dejando ese torso desnudo, acciones que el imita rápidamente.

Va por su pantalón,  mientras el se quita los zapatos con velocidad y va por los de ella.

Baja su pantalón arrastrando con el su ropa interior, dejando su cuerpo completamente desnudo frente a ella. 

El se detiene y se arrodilla para bajar su short y ropa interior,  acompañando su recorrido de besos desde su cintura hasta su entrepierna. 

Sigue bajando su short pero su boca se queda en su entrepierna y su lengua se abre paso entre sus labios para probar aquello que solo en narrativa imaginaba, finalmente probar de ese néctar que tanto anhelaba por meses.

Ella se apoyo en la mesada para no perder el equilibrio ante el placer que esto le brindaba, ya hacia más de tres años que no gozaba de un macho saboreando su vicio y en un acto inconteniblemente dominante llevo su mano libre a la cabeza de este macho que hoy disfrutaba de ella.

Sin poder contenerse más, lo levanta, besa y siente su excitante sabor en su boca.

Lo arrastra entre besos hasta el dormitorio donde él la arroja a la cama y ella abre esas piernas como una clara invitación a ser poseída por él.

Él se detiene a contemplar esta imagen que solo en fotos parciales había podido ver y ella no podía dejar de contemplar ese miembro erecto que superaba todas sus expectativas.  Simplemente se contemplaron, incrédulos talves, por unos segundos.

El trepó la cama y a ella sigilosamente, suavemente al mismo tiempo que avanzaba e iniciaba la penetracion, liberando el primero de muchos gemidos de esa tarde.

Sus manos apresaron las de ella sobre su cabeza, beso su boca y la penetró una y mil veces poco a poco acelerando el ritmo.

Finalmente y en tiempo récord un gran gemido al unísono se emite de ambos con la fuerza de meses de deseos acumulados y queda grabado en la memoria de ambos como la melodía más hermosa que en mucho tiempo habían oído.

Christopher se deja caer su cuerpo pesado sobre ella rindiendose a la liberación de tensión que acaba de ocurrir y sin salir de ella queda con su cara entre su cuello reteniendo cada segundo de ese momento y repitiendo sin cesar: "la realidad si supera la ficción "

Esa seria solo la primera vez de muchas que harían el amor esa tarde y el resto de sus vidas.


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