Lauren y Kate

 




Desmoronada, perdida, sentada con la cabeza entre las manos Lauren veía como la vida se le iba sin saber qué hacer.

 

"Estas bien?" una voz se oye sobre ella.


Levanta la mirada y la ve a ella, gloriosa y radiante en su bello vestido negro que acentuaba las partes precisas de ese hermoso y distinto cuerpo, pelo negro azabache largo y ojos verdes penetrantes.

"¿Café? le ofrece acerándole un café fresco.

Confundida de porque una extraña haría algo así, llena de desconfianza del contenido del "café", porque si, a eso hemos llegado como sociedad, a dudar de las buenas intenciones de un buen samaritano o samaritana en este caso.

"Tranquila, es solo café" le dice ella leyendo su mente "Es del carrito de ahí" refuerza apuntando al carrito, SU carrito, de café, donde todos los días pasaba por su dosis de cafeína diaria.

"Gracias" responde mientras lo recibe, sorprendida y aún dubitativa. "¿Tu nombre?" pregunta

"Kate, mucho gusto" responde la buena alma que le trae la reconfortante cafeína.

"Lauren" se presenta ella.


Kate se sienta a su lado y le pregunta como está, esa pregunta enervante que te preguntará toda persona que te ve mal y ya sea por curiosidad o genuino interés . "¿Qué sucede? Te ves muy mal" , la preocupación parece ser genuina de parte de Kate.

Sin saber porque, Lauren se desahoga con Kate, le cuenta todo, su soledad, su rompimiento, sus líos de confianza, su desamor con el mundo, todo.  Su llanto estalla y entre sollozos intenta completar el relato.

Kate atenta escucha y una vez que termina Lauren de desahogarse (o para tomar un respiro) le dice:

 "Mira, sé que es un cliché, pero todo pasa. Es un cliché muy real. Impermanencia. Esto y todo lo que me dices tarde o temprano pasará y llegarán nuevos temas"

Lauren responde pensativa: "Impermanencia"

"Liberante, no?" habla Kate.

"Si, bastante, sorprendentemente bastante" responde esta vez con voz reflexiva, pensando el voz alta Lauren.

Kate le toma de la mano y la invita a caminar. "Vamos, te hará bien"


Lauren acepta la invitación, sin dejar de pensar de donde salió esta samaritana que tanto empeño pone en su bienestar, pero se siente bien, su instinto le dice que todo estará bien. Coge su mano y se levantan. Como saber que vendría mas adelante, no es clarividente, pero confía en su instinto.

Ya atardece y Kate la lleva por la costanera donde este hermoso vestido negro en la mezcla de la brisa más el atardecer logra resaltar aun más su exótica belleza.

Caminan por toda la costanera, hasta llegar a un pequeño aparcadero público y el fin de la costanera.


"Vivo en este edificio, por si quieres beber algo, debes tener sed después de esta caminata, yo al menos estoy sedienta" invita Kate a Lauren.

Y como no estarlo, fueron más de dos horas de caminata y hablar sin parar con esta nueva extraña que parecía leerle la mente y entenderla a la perfección.

"Gracias, si lo estoy, algo de beber estaría genial" agradece Lauren.


Entran al apartamento de Kate, cierra la puerta tras de Lauren y un silencio se gesta entre ellas donde las miradas hablaron, los ojos de Lauren se llenan de lágrimas y las manos de Kate van a tomar su cara, Kate se inclina lentamente, probando terreno.

 

 Lauren respira profundamente, cierra los ojos, en su mente solo quiere hacer desaparecer el dolor,  aunque sea un instante y esta parece la oportunidad perfecta. Se acerca y la besa, primero un tímido beso, es la primera vez que besa a una mujer, un beso curiosos y que buscan consentimiento y le fue otorgado. Pasan a un desenfrenado beso donde se habló lenguas inaudibles y que sólo los amantes entenderán.

Lauren sube ese vestido negro, para encontrarse con las más hermosas pantaletas rojas y sus hermosos y abundantes pechos desnudos. Si bien era su primera experiencia, no era algo que nunca hubiera fantaseado y ahora decide apagar su mente y perderse en lo que su deseo ordene.

Kate desabrocha el short de Lauren y al subir su polera se encuentra con los perfectos desnudos pechos de quien esa tarde noche sería suya.  La mano de Kate va bajo la ropa interior de Lauren y confirma su excitación mojando sus dedos entre sus piernas.


Todo se vuelve borroso, confuso y embriagadas de evasión y deseo se besan. Sus manos recorren sus cuerpos con la desesperación propia del que añora el clímax, esa dosis de dopamina que Lauren desesperadamente necesitaba.


Kate la sienta sobre la mesa del comedor y abre sus piernas para poder recorrerla a besos y sumergirse entre sus piernas con una letrada y experta lengua que habla el idioma femenino con fluidez.

No tarda mucho en llevar a Lauren al borde del clímax, se detiene, Lauren cree no poder más, su desespero por acabar es idéntico a su desconcierto.


"Ven, hoy olvidarás hasta tu nombre" dice ya con otros ojos, ojos incendiados de la más alta lujuria, a la que Lauren simplemente obedece.

 

La lleva a su cama, le da las instrucciones de cómo colocarse, tras el respaldo de la cama saca dos esposas con las que apresa cada muñeca de Lauren. se detiene sobre ella y le dice:

"Amarillo significa cerca del límite, rojo es detente. Esas son las reglas"

"Ok" dice Lauren ya sin cuestionamiento, el incendio que se apodera de ella la tiene más que intoxicada de deseo, podría pedirle las cosas más descabelladas y se las concedería.

 

Le retira la ropa interior y se detiene a contemplar su trofeo de la noche por unos segundos. Abre su mesita de noche y saca una venda.

"¿Puedo?" pregunta a Lauren

"Si" la autoriza, respondiendo jadeante, todo esto le resulta muy nuevo, muy excitante y la expectativa la enciende en las mas descontroladas llamas.

Kate venda los ojos de Lauren con delicadeza y nuevamente contempla "ese cuerpo es perfecto para esta noche" piensa para sí.

Toma una pluma camuflada como "decoración" en su mesita de noche y suavemente toca la piel de Lauren, quien reacciona con un salto.

Sigue el recorrido por sus piernas, muy lentamente. Deja que sienta en cada poro de su piel el roce de esa pluma, al no tener la vista, esa sensación se exacerba a mil, una sensación que solo aquel que alguna vez haya sentido podrá entender y a esta escritora le resulta imposible llevar a letras el éxtasis del roce sin control y privada de la vista.  

Mientras Lauren se retuerce de placer, es una verdadera tortura que embarga su mente, ya en blanco, misión cumplida, no puede pensar en nada más que lo que le hace Kate en ese momento, está en el paraíso.

La pluma recorre su sexo y sus cadera, no puede contener su excitación y sus caderas se retuercen al roce de la pluma que sube muy lentamente por su vientre hasta tocar solo la punta de su pezón, tan suave y sutilmente que los audibles gemidos de Lauren no se contienen. Está en el infierno y le encanta.

Se detiene esa pluma, Kate observa complacida como se retuerce de placer el cuerpo de su amante.


"Vas a sentir un leve golpe, recuerda las palabras de seguridad" le advierte Kate

"Si, amarillo y rojo" afirma Lauren.


Kate saca una fusta muy delgada y elegante, con una punta de cuero perfectamente labrada y curtida, una obra de arte para los ojos expertos.

¡Zas!  Golpea su mano, Lauren salta de la sorpresa.

"¿Duele?" pregunta Kate con cierta ternura.

"No, se siente bien" Responde Lauren, asombrada de su respuesta, está encantada de esta novedad, la intoxica.

"Perfecto, recuerda: amarillo y rojo" el tono de Kate ahora es más autoritario.

¡Zas! azote en el vientre, seguido de un gemido de Lauren. ¡Zas! azote sobre sus costillas y se retuerce de placer, ese placer que viene de no saber donde vendrá el próximo, de no tener control, de estar al antojo de Kate, no tiene poder alguno de su placer ni de lo que sucederá, ya no puede más, necesita acabar, ya una sensación pulsante y contante.

"Por favor" suplica Lauren

¡Zas! azote tras azote aumenta la tortura y el placer de Lauren, que no puede creer como el límite de su clímax se ha desplazado cada vez más y su éxtasis parece no tener final. Su cuerpo y mente alineados en una sola cosa, el cómo su cuerpo arde, como se siente ese fuego, como le ruega acabar, como se contrae y relaja sin control alguno de sus movimientos.  Desea acabar, descargar, lo necesita, pero  al mismo tiempo no quiere detener este placer que la llena por completo,  la controla y somete.

¡Zas! uno tras otro.

De pronto se detienen los azotes y un silencio de apodera de la habitación. Desconcertada los segundos se le hacen minutos.  De pronto una maleable y delicada en su actuar, muy húmeda lengua toca su clítoris y aún vendada, sus ojos se colocan blancos.  Kate la lleva al borde del límite una vez más, cree no poder más, sus gemidos son una súplica, el indicador de Kate para controlar el ritmo del placer de Lauren a su antojo.

Kate se da un festín entre las piernas de Lauren, controlando el ritmo, no quiere que acabe aún, aunque ella ya ruega.

En un ágil movimiento, Kate monta el rostro de Lauren dejando su sexo a la altura de su boca, quien no duda en probar esta novedad y  darse un festín con los jugos de Kate, que se aferra a los fierros de su cabecera, las habilidades de Lauren la sorprenden y encienden aún más.

Kate libera las manos de Lauren, desata su venda. Se recuesta sobre ella y sus hábiles dedos se pierden dentro de Lauren, moviéndose muy rápidamente hasta que el gemido sordo y las contracciones del abdomen y arqueo de su espalda le advierten a Kate que ya no hay detención y Lauren estalla en un mar de placer sobre sus sábanas, inundando todo bajo ella que por fin toca el cielo con una mano luego de arder en el más perfecto infierno.

Se queda inmóvil, jadeante. Gira, toma la cara de Kate y la besa al mismo tiempo que sus dedos van a devolver el favor entre sus piernas, ahora es su turno.


Comentarios

Publicar un comentario

Déjame tu comentario

Entradas más populares de este blog

DND (Do not disturb) - No molestar.

El encuentro

Dime que pare...