Carta para un ruego




Un ruego a mis amantes:

Hay veces que solo quiero que me arrojen contra la pared y me penetren ahí mismo. Pero también hay veces que quiero que lentamente de exciten, en la velocidad justa que bordee en la tortura explotando mi incapacidad de esperar, mi necesidad de control, mi impaciencia. Donde lentamente te pierdas en mi cuello y tus manos viajen por mi cuerpo bordeando mis zonas erógenas sin ir directamente a ellas, haciéndome casi rogar porque te pierdas en ellas y me lleve al clímax.

Desnudándome lentamente, quitándome la polera, disfrutando cada centímetro de piel, tomándote el tiempo de sentir cada poro de mi piel.

Liberándome de mi sujetador y deteniéndote a contemplar mis pechos, como si te detuvieras a ver la obra de arte más bella, para luego perderte en ellas, pero primero ve con el tacto, suavemente recorre mis pechos bordeándolos hasta llegar a los pezones a un ritmo perfecto, guiado por mis reacciones y cuando llegues a la cima presiones con fuerza ligera sus puntas con tus dientes para hacerme liberar un gemido, que entre tus labios, lengua  y dientes me lleves al clímax con solo perderte en mis pechos. Juega, muérdeme, succiona…llévame a ese orgasmo.

Ahora que me tienes agitada, hambrienta, ve por mi pantalón, abre su botón y baja su cremallera mientras besas mi vientre, bajas mis pantalones, despojándome de ellos y deja que las llamas de tus dedos casi sin tocar recorran mis piernas desde los pies hasta mis muslos, mi ingle y besa mis muslos mientras tus manos bajan mi ropa interior y te pierdes entre mis labios donde tu lengua pueda demostrar toda esa maestría que encorve mi espalda, me lleve apoyarme en la mesada y no pueda evitar mover mis caderas y llevar mi mano a tu nuca, no queriendo que esto termine nunca, que importa el orgasmo cuando el camino a él es la delicia misma y mis audibles bramidos lo confirman. Por favor no te detengas.

Tómame enlazando mis piernas en tus caderas, que gesto más excitante. Tiéndeme en la cama y trépate sobre mi como un jaguar, que lentamente disfruta el asecho a su presa, de vez en cuando rozando mi piel con la yema de tus dedos, enciendes mis terminaciones nerviosas y me llevas a una deliciosa mezcla de sorpresa, deseo y ansiedad, que sea tortura y deseo donde su fusión sea tal que no sepa dónde termina una y empiece la otra.

Afirma mis manos y penétrame como el animal que eres, desbocando tu deseo dentro de mí, una y otra vez, sin detenerte hasta que mis gemidos te indiquen mi proximidad al clímax y retengas tus deseos de acabar hasta que mi reventar en éxtasis libere tu clímax dentro de mí.

Poséeme, te lo ruego.  


Comentarios

Entradas más populares de este blog

DND (Do not disturb) - No molestar.

El encuentro

Dime que pare...