Violeta II

 




No podía creer su exhausto, el que por primera vez ella haya sido la sorprendida, que ese hombre que dormía a su lado le empataba en su juego.

Si bien esto la hacía feliz, despertó en ella la necesidad de superarlo, su lado competitivo siempre tomaba lo mejor de ella.

Decidió que había pasado tiempo suficiente para que descansará y desapareció bajo las sábanas.

Se enfrento a su falo durmiente y la punta de su lengua tocó a penas su glande y este respondió con un leve movimiento. Su mano fue a la base de ese falo, que ya era suyo, y suavemente hizo presión en la base con sus dedos, simulando un anillo.

Empezó a sentir como se engrosaba más y más, ya su lengua recorría los bordes de ese hinchado glande y podía ver el efecto que provocaba en el, cada vez más erecto, más deseoso de ser engullido por ella.

Dante despierto ya no emitió sonido, disfrutaba mucho ser despertado así. Cerró los ojos y se perdió en las sensaciones que cada toque de la lengua de Violeta le probocaba.

Ya erecto y grueso, diría que más que ayer, suplicaba por ser engullido, pero Violeta tenía otro plan para él.

Salió de las sábanas y Dante la miró con ojos de niño malo, como quien es descubierto en una travesura. Ella sonrió y abrió su mesita de noche sacando dos corbatas. Se acercó a Dante y el extendió sus manos para ser atadas.
Violeta las aseguró en el respaldo, dejándolo a su merced.

Tomo la segunda corbata y le vendo los ojos. Decidió usar elementos más tradicionales para ir probando sus límites poco a poco.

Quitó de un movimiento la sábana que cubría a Dante, dejándolo completamente desnudo y a su merced. Se detuvo a contemplar esa belleza de hombre que estaba frente a ella mientras pensaba en cuál de todas sus ideas implementarla hoy en Dante.

Tomo la pluma que aparentaba ser decoración en el jarrón sobre su mesita y tocó la piel de Dante con ella, el dio un salto, podía ver como la piel de se le erizaba por todo el cuerpo a tu víctima.

Llevo la pluma desde la planta de sus pies, lentamente por su tobillo, pantorrilla, muslo y ya Dante se retorcía.

Su falo tenso de tanto placer que sentía se acumulaba con cada movimiento de esa pluma...

En un roce suave, casi sin tocar llevo la pluma a la punta del glande de Dante.
Dante sintió ese roce como golpe eléctrico que recorrió todo su falo desde la punta a la base para electrizar esos huevos y rematar en su ano. Fue como si todo por un segundo se encendiera en su entrepierna.

Violeta, satisfecha con el éxito que prometía su tortura decidió ir un paso más allá.

Se alejó por un instante y se hizo de un vaso con hielo (si, era un cliché, pero uno muy bueno).

Regreso al lado de Dante, dejó el vaso sobre la mesita y solo con su cálido aliento a milímetros del cuerpo de Dante lo recorrió por completo, su piel se erizaba como la primera vez, podía oír los suaves gemidos de él y eso la excitaba aún más.

Luego de bañar el cuerpo de Dante con su calor, tomó con sus dedos un hielo y lo ubicó en altura sobre un pezón de Dante, dejando que esa gota gélida que caía se estrellara sobre su pezón.

Dante pegó un pequeño salto al contacto de la fría gota con su pezón. Sin visión alguna y sin conocer a Violeta, no podía imaginar que vendría después, pero lejos de asustarlo esto lo excitaba aún más, la incertidumbre, la total entrega del control, era un nuevo placer que descubría de la mano de Violeta.

Nuevamente casi sin tocarlo, dejando un hilo muy delgado de agua derretida Violeta recorrió completamente el cuerpo de Dante: su cuello, su pecho, sus costillas, su vientre, sus caderas, sus muslos, sus pies dejando caer en ellos una lenta gota por la planta, provocando en Dante una mezcla de placer con tortura, sus sentidos agudizados solo amplificaban el eco de esa gota mientras se deslizaba por la planta de su pie.
Violeta volvió a subir por sus pantorrillas, sus muslos y esta vez comenzó lento a circularmente acercarse al falo excitadísimo de Dante.

Dante contorsionaba su cuerpo, esa corriente de placer y electricidad lo hacían moverse entre el placer y la tortura, no sabiendo que iba a perder primero: si la razón o la batalla contra el clímax.
Ese paseo entre la locura, el sentir como su cuerpo contraia cada lugar donde ese hielo se posaba y no poder moverse, estar en la más profunda penumbra de lo que ocurría lo acercaba a la locura...


Comentarios

Entradas más populares de este blog

DND (Do not disturb) - No molestar.

El encuentro

Dime que pare...