Antonio

 


Ella sólo se puso el vestido sobre su cuerpo, sin nada más bajo el. Sabía que este turno de noche lo tomaría Antonio, y sus labios ardían de deseo, ese que no había logrado satisfacer de otro modo.

Sus pezones se marcaban en el vestido, dejando en evidencia su excitación y podía sentir la humedad entre sus piernas al caminar. Salió de su apartamento cada vez mas excitada e indecisa, tomo el ascensor. Sabía que tenía un paquete en la recepción y que debía retirarlo, esa sería su excusa, solo esperaba que fuera pequeño para que estuviera en el interior de la casilla de Antonio.

Al llegar a recepción no había nadie, Antonio lo mas probable es que estuviera en el baño, así que decidió entrar a la casilla de los conserjes, esto facilitaría su plan, pensó.

Al estar ahí, a pesar de que su altura le permitía sacar el paquete con facilidad, ella subió su vestido y se empinó de punta de pies, para dejar solo el borde de su culo a la vista, como una invitación para Antonio.

Al llegar el a la casilla, se encontró con esta escena y ella se tomo su tiempo en voltear a verlo.

“Como no estaba decidí sacar sola mi paquete, espero no le incomode” le dijo con una timidez que se movía entre en cinismo y la coquetería.

“Si, esta bien, pero no debería estar aquí” le aclaró Antonio.

Ella apoyó sus brazos sobre el mueble donde se dejaba la correspondencia, llevando los brazos detrás de ella y dejando que sus tetas con esos pezones cargados de deseo se destacaran aun mas bajo el vestido y abrió las piernas. Sus manos por detrás discretamente levantaron el vestido poco a poco, mientras Antonio sentado no hacía esfuerzo alguno por sacarla de la casilla.

El vestido ya llegó al borde de su coño, podía ver ya sus labios y se detuvo. La verga de Antonio estaba excitadísima, y por lo que mostraba el pantalón era de muy buen tamaño. Antonio estaba excitado, pero sabía que no podía hacer nada a pesar de el evidente coqueteo de ella. Le podría costar su trabajo.

“Quiere que me retire” le pregunta ella nuevamente en esa falsa inocencia.

“No, puede quedarse aquí todo el tiempo que quiera” le responde.

Ella frente a su reticencia de hacer algo, se gira, se apoya sobre el mueble erguiendo su trasero y dejando frente a la cara de Antonio todo ese coño húmedo.

El ya no pudo mas y se lanzó a comer de ese coño que lo traía loco. Sabía a deseo, a prohibido, a dulce.  Comía con desesperación, hasta que de pronto sonó el timbre de acceso de la puerta de visitas, pero de esa que no ven directamente. El se detuvo, dejó entrar a la visita y tomo la cabeza de ella escondiéndola bajo el escritorio.

Ella desenvainó esa verga que estaba a presión en ese pantalón y comenzó a comerla. Antonio como pudo mantuvo la cordura lo suficiente para poder realizar sus labores de conserje con esta visita. Solo que todo lo hizo con una mano, la otra la tenía sobre la cabeza de ella presionándola a que se tragara completa esa verga.

Finalmente se retira la visita, el retrocede con su silla dando mas espacio a ella que estaba de rodillas a horcajadas con la verga en su garganta.

Antonio con ambas manos te coma la cabeza a ella y vuelve a atragantarla con su verga. Sus manos marcaban el ritmo mientras el le decía: “Te gusta comer puta”

A ella siempre le gustaron los insultos, la ponían a mil. Pero no decía nada, le gustaba el tono que estaba tomando esto  y decidió dejar que fluyera Antonio y sus perversiones.

Antonio rápidamente iba a acabar, le llevó la cabeza a ella contra su pelvis y acabó dentro de su boca obligándola a tragar todo su semen.

Aun con la verga erecta, aunque no por mucho tiempo, Antonio la sentó sobre él y la penetró.

Ella estaba en el cielo, esa verga era de las mas grandes y gruesas que había probado y al penetrarla estimulaba cada centímetro dentro de ella, por lo que comenzó a mover sus caderas, pero esa verga ya había descargado y debía ser cargada de nuevo.

Nuevamente la llevo a sus rodillas a ella, esta vez amenazada con un cuchillo. “Levantamela” le ordenó mientras presionaba el cuchillo sobre su cuello. El frío del metal la excitó aún mas, este juego en el que empezaba a participar le parecía muy excitante.

Sabía que era juego, porque él jamás haría eso y ella tenía la capacidad de dejarlo inconsciente si quisiera de un solo golpe.

Ella se entregó al juego. Comía de esa verga con ese frío metal contra su cuello mientras que la mano de Antonio le marcaba el ritmo. Finalmente se levantó esa verga de su letargo, dejando ver toda  su magnitud.

“Tu paquete esta afuera” le dijo Antonio a ella, para que saliera a buscarlo.

Le hizo caso, fue sobre la mesa, se inclinó dejando su coño a vista de Antonio nuevamente y le decía que no estaba ahí, mientras que él le insistía que buscara mejor.

“Venga a ayudarme, no lo encuentro” le dijo ella.

Antonio salió de su caseta con su verga libre, estaban ambos frente al ventanal de vidrio de acceso y desde afuera se vería todo. Ambos lo sabían y si llegaba alguien también los vería. Mas que detenerlos eso los excitaba aun mas.

Antonio, frente al coño desnudo de ella, tomo su sable y la penetró con fuerza.

“Te gusta tentar puta, te voy a mostrar como debes comportarte” le dijo a ella.

Le penetraba con rabia, con fuerza, con brutalidad que ella añoraba, porque de todos sus amantes, jamás nadie había llegado a ese extremo y lo deseaba con locura.

Mas y mas fuerte, ella debía callar sus gemidos, mientras el entre embestida y embestida le azotaba el culo con muchísima fuerza, marcando su trasero rojo, tanto que se podía ver los dedos marcados sobre sus nalgas. Para ella se hacía cada vez mas difícil contener sus gemidos y el sabía que ella estaba absolutamente inmersa en el juego.

Ella intentó moverse y el rápidamente con el cuchillo presionado contra su pecho izquierdo le dejó claro quien mandaba en esta situación. Dejó el cuchillo sobre la espalda de ella y sus manos fueron a agarrar esos pechos que se movían al ritmo de las embestidas de Antonio.

Antonio dejo su verga dentro de ella, sin moverse y ella suplicaba que continuara.

“Ahora vas a saber que te va a pasar si no obedeces” dijo Antonio

Tomó la cacha del cuchillo (la parte posterior) y penetró su ano con ella, era de metal puro y ese frío entrando dentro de su ano la llevó a casi acabar, se retorció, gimió sin poder contenerlo, llevó sus manos contra la muralla que estaba frente a ella. No podía mas, Antonio la tenía donde quería,  a su merced.

“Si te portas mal, ya sabes que pasará” le advirtió Antonio.

De pronto notan que hay un hombre en la entrada y suena el citófono. Antonio le ordena que espera de pie mientras el abre el acceso. Antonio reconoció a quien entraba, era de su confianza y le dice: “Te tengo una nueva”

Antonio se sienta en la banca, sienta sobre el a ella penetrándola por su ano. Ella entendió de inmediato que lo que se venía era una de sus fantasías y no perdería oportunidad.

“Es bien perra esta” le dijo Antonio.

Ella levantó sus piernas, dejándolas sobre las de Antonio y este nuevo personaje baja su pantalón y ya excitado por la recepción saca su verga y la penetra.

Ella no podía mas de placer, dos vergas dentro de ella, se sentía en el cielo. Ambos la penetraban rápidamente, sabían que el tiempo no estaba de su lado, por lo que ella acaba casi de inmediato y unos minutos después acaban ellos dentro de ella. El nuevo integrante agradece a Antonio, se sube su pantalón y se larga sin antes agradecerle a ella también.

Ella estaba agotada, ese climax y toda la escena fue muy intensa. El la levanta, se levanta el y la lleva hasta el ascensor, donde presiona su piso y la deja lista en su interior.

Pero de pronto, para sorpresa y total incredulidad de ella, la verga de Antonio se vuelve a erguir. El entra al ascensor que no tenía cámaras, saca la llave de bloqueo y traba el ascensor mientras las puertas se cierran. La voltea contra las paredes espejadas y la penetra mientras ambos ven desde todos los ángulos esta escena en la que ella se apoya en el cristal y el la levanta entre penetración y penetración.

Ella estaba mas que excitada, este hombre mayor, libidinoso, asqueroso a su parecer, la estaba penetrando y esto la tenía loca. Antonio se agarra del cuello de ella presionándolo con fuerza, exitandola aun mas. La penetraba con fuerza mientras la insultaba con palabras cada vez mas fuertes. En un momento de máxima excitación para ambos, el saca su verga, la pone como una mesa y saca su cinturón. La comienza a azotar con el y ella gime entre azote y azote. Le encanta a ella esto y el lo hacía perfecto.

La comenzó a azotar mas y mas fuerte, su espalda y trasero estaban ya marcados con líneas rojas, toma la punta del cinturón y la penetra con esta para luego lamerla.

“Eres de lo mas puta que he visto y probado” le dice Antonio, “Me encanta”

La embiste de nuevo llevando el cuchillo a su cuello esta vez presionando un poco mas, llevandola al extremo. La posiciona nuevamente como mesa mientras la sigue penetrando y con base de la navaja penetra su ano, esta vez con fuerza y profundo al mismo ritmo que el con su verga la atraviesa. De pronto ella no puede mas y estalla en un clímax ruidoso y lo baña por completo en sus jugos.

Ella cae de rodillas, agotada, exhausta y queda frente a la aun erecta verga de Antonio. Ella la toma con sus manos y comienza a lamerla y jugar con su glande. El no puede más, gime de placer, se contorsiona con cada lamida de ella.

Le quita la navaja y se la pone en sus bolas y el contacto con el frío lo hace saltar. No demora mucho tiempo mas Antonio en reventar dentro de la boca de ella y se traga nuevamente sus jugos.

 

El abre el ascensor y se baja. La fantasía a acabado y ella durmió como un bebe.


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