Una noche mágica

Entre las burbujas de la champaña se desvaneció nuestro sentido común. Era una reunión de amigos como cualquier otra, de esas que hemos tenido mil veces. No sé qué cambió esa noche, conversamos una botella, luego otra y luego otra. Fuimos el chiché del alcohol, esa tradicional excusa de la perdida de cordura por las burbujas. Sin saber cómo, terminamos besándonos, absolutamente embriagada nuestra razón, entregados a los instintos más básicos, eso que ni las buenas costumbres, ni la sororidad, ni esa capacidad de los seres humanos de contenernos cuando sabemos que de no hacerlo nos restará el resultado más que nos sumará, pudo controlar. Pero esto no fueron instintos básicos, no fue la clásica noche de lujuria y desmadre. Esto fue amor. Fue lento, bello, natural, embebido de cariño. Primero nos perdimos en besos eternos, esos que compensaban años de ausencias y porque no de ganas. Mis manos recorrían tu cabellera crespa rubia, tan suave que me perdía en ella mientras m...