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Carta para un ruego

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Un ruego a mis amantes: Hay veces que solo quiero que me arrojen contra la pared y me penetren ahí mismo. Pero también hay veces que quiero que lentamente de exciten, en la velocidad justa que bordee en la tortura explotando mi incapacidad de esperar, mi necesidad de control, mi impaciencia. Donde lentamente te pierdas en mi cuello y tus manos viajen por mi cuerpo bordeando mis zonas erógenas sin ir directamente a ellas, haciéndome casi rogar porque te pierdas en ellas y me lleve al clímax. Desnudándome lentamente, quitándome la polera, disfrutando cada centímetro de piel, tomándote el tiempo de sentir cada poro de mi piel. Liberándome de mi sujetador y deteniéndote a contemplar mis pechos, como si te detuvieras a ver la obra de arte más bella, para luego perderte en ellas, pero primero ve con el tacto, suavemente recorre mis pechos bordeándolos hasta llegar a los pezones a un ritmo perfecto, guiado por mis reacciones y cuando llegues a la cima presiones con fuerza ligera sus punta...

Un mensaje al vecino...

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  Buscando una excusa, te escribí un whatsapp que para mi sorpresa inició una larga conversación que terminó en una invitación para reunirnos al día siguiente en tu apartamento. Reunión a la que yo fui con mis intensiones muy claras y eran de llevarte a la cama. Toqué tu timbre y ¡GAME ON! gritaba mi cabeza, venía con todas mis armas listas y dispuestas, la Bestia venía hambrienta imaginando todos las formas en las que quería desatar mi lujuria sobre ti. Me recibes muy cordial, me ofreces un café y asiento. Comenzó una conversación donde lo único que estaba en mi mente era lo que la bestia planeaba mientras miraba tus labios. Pero, al salir del trance lascivo en el que me encontraba, pude notar en unos minutos tu indiferencia y desbaratando aparentemente todos mis planes. Mi respuesta interna no se hizo esperar y un lado mío quería ser directa, seducirte y cortar el juego de una vez por todas, mi otro lado contemplaba tu lenguaje corporal como un indicativo de la total ausencia d...

Lauren y Kate

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  Desmoronada, perdida, sentada con la cabeza entre las manos Lauren veía como la vida se le iba sin saber qué hacer.   "Estas bien?" una voz se oye sobre ella. Levanta la mirada y la ve a ella, gloriosa y radiante en su bello vestido negro que acentuaba las partes precisas de ese hermoso y distinto cuerpo, pelo negro azabache largo y ojos verdes penetrantes. "¿Café? le ofrece acerándole un café fresco. Confundida de porque una extraña haría algo así, llena de desconfianza del contenido del "café", porque si, a eso hemos llegado como sociedad, a dudar de las buenas intenciones de un buen samaritano o samaritana en este caso. "Tranquila, es solo café" le dice ella leyendo su mente "Es del carrito de ahí" refuerza apuntando al carrito, SU carrito, de café, donde todos los días pasaba por su dosis de cafeína diaria. "Gracias" responde mientras lo recibe, sorprendida y aún dubitativa. "¿Tu nombre?" pregunta ...

The good bye

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  He just showed up, no questions asked she let him in. Shut the door and clothes come off, passion took over, has their mouths gasp for air staring at each other, breathing each other air. He took  his tie out and willingly she let him tie her hands, felt home, felt natural. He pick her up, both all naked , just her panties on.  She could feel his erection under her butt, and was an even bigger turn on, that she still has that effect on him after all these years. Everything I tell you was happening in fast forward, took them seconds to get naked, se rip his clothes off as so did he. Now in bed he just cover her with kisses, and enjoying each one of them like if it was the most pricy and exclusive chocolate he had ever taste. Desperately trying maybe to memorize every bump, mold, dimple. He wanted to preserve this memory for as long as his memory allowed him to do so. She was out of her body, closing her eyes and just feeling the sensation of his lips against her fletch. ...

Hoy te quiero en mi cama. 

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  Sábado por la mañana, sólo tu y yo en casa.  Tu mano recorriendo mi muslo, tan lentamente, que alcanzo a percibir ese calor que emana sobre mi piel. Percibiendo como subes por mi pierna memorizando cada curva de mi cuerpo, en ese ritmo suave, tortuoso y perfecto.  Recorres mi camino sinuoso hasta mi trasero y con tu suave tacto se contrae mi sexo, hambriento, donde la tensión empieza a crecer, esa que solo libera presión dejando escapar uno que otro gemido, acompañando tu ritmo en un canto de profundo y ardiente deseo.   Si, contigo no hay vergüenza, soy yo y te encanta.  Vuelve mi atención nuevamente a ese calor entre tu mano y mi trasero,  ¡Como enciente mi hoguera!.  Lo sabes, porque ya conoce cada una de mis expresiones y te llena de goce excitarme con solo tocarme y ver como se encienden y cierran mis ojos rítmicamente en cada toque tuyo.   Tu mano sube en ese, al mismo tiempo, maldito y bendito ritmo. Esa mano grande, perfecta ...

Mi lado dominante

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  Había sido otro día más de ser sólo un lado de sus múltiples facetas.  Entra, cierra la puerta, se detiene, respira profundamente.  Cierra los ojos abriendo las puertas y ventanas a su otro lado, ese que grita, azota, doblega, los lleva a su límite y trae de vuelta.  Sabe que este lado suyo debe ocultarlo a excepción de la persona adecuada. ¿Quién es la persona adecuada? ¿Y si nunca llega? ¿y si son todos los adecuados?. Hoy cree haber encontrado a uno.  Años de tabú tomaron un costo en ella y su personalidad, un costo que goce tras goce, sudor tras sudor, fue limpiando, borrando, exorcizando, hasta dejar su su real naturaleza a la vista, a su vista.  Puede ser un ángel, amiga, terapeuta, consejera, un amor, filántropa, altruista. Pero a la vez ser perversa, dominante, controladora, que goza de la tortura con consentimiento.   Si, esa la única regla: El consentimiento.  Ese concepto que si no se respeta arrastra todo a el carajo. ...

Rendido de placer para mi placer.

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  Ese día decidí mostrarte mi lado perverso, a ver como lo manejabas.   Te planteé la idea a ver como te iba y para mi sorpresa aceptaste gustoso.   Nuestra cama tenía esos pilares en las cuatro esquinas, así que decidí dar uso de ellos. Tome una cuerda y las ate a los dos postes de nuestra cabecera.  Te entregue las cuerdas atadas a unos aros, para que alcanzarás a cogerla con las manos tendido en la cama.   Te desnude y tendí dándome  la espalda sobre la cama. Tome el lubricante y deje caer gotas sobre tu cuerpo, que saltaba al contacto de cada gota.   Instintivamente tus manos fueron a las argollas, y el lubricante recorría tu hermosos glúteos.   Mi dedo comenzó a viajar por tu espalda y se perdió entre ellos, masajeando lentamente preparando el área. Te retorcias de placer y decidí ir por más.   Tus manos firmes aferradas, aferradas para soportar las embestidas que lentamente iba aumentando el ritmo y pro...